Sobre mí

Memorias del Amazonas. Iquitos – Perú 2017

Viajar ha estado siempre en mi ADN y en mi mente desde que tengo uso de razón. Mis primeros viajes empezaron en España, mi país natal, aunque ahora mismo me considero más bien ciudadana europea y del mundo. A través de estos años, el hecho de vivir en distintos países y el viajar de forma asidua, han ido forjando lentamente pero sin descanso mi forma de pensar y de entender el mundo. Sinceramente creo que el recorrer distintos lugares, conectar con gente de otras culturas, ver distintas formas de vivir o sobrevivir; abre la mente y ayuda a comprender mejor la vida.

A lo largo de todos estos viajes -innumerables ya-, me he dado cuenta que en todas las culturas la gente tiene las mismas preocupaciones y necesidades básicas. Realmente es enriquecedor ver que a pesar del idioma, la raza, la religión, cultura o cualquier otro factor externo que nos diferencie, al final las personas somos muy similares entre nosotras.

Me maravilla el entrar en contacto con esas gentes de aspecto a veces diferente, y con culturas tan dispares a la mía, descubrir nuevos sabores, olores, ritos y costumbres, paisajes, y comprender que a pesar de todo ello, en el fondo somos todos iguales. Por otro lado, me encanta probar experiencias nuevas, lazarme a la aventura, y VIVIR.

Precisamente eso es lo que siento cuando viajo, me siento más viva, más en contacto con el mundo, con la naturaleza y conmigo misma. Si tengo que nadar, volar, saltar, correr, bailar, bucear, cabalgar o remar entre caimanes es igual, a todo le digo que sí.

Al final, esas aventuras y locuras que uno comete cuando está de viaje se convierten en las anécdotas que uno cuenta al volver. La vida hay que vivirla sin miedos (digo esto aunque me den pánico las arañas, las cuales eras especialmente grandes y peludas en Costa Rica), sin prejuicios y sin bloqueos mentales creados por nosotros mismos. Y eso es difícil, pero creo que es mejor vivir la vida a veces con algún miedo, que vivirla siempre desde el sofá, eso es lo que realmente me daría pánico.

Si piensas que la aventura es peligrosa, prueba la rutina, es mortal.

Paulo Coelho

A veces, me preguntan de dónde saco todo el tiempo para viajar y la respuesta es sencilla. A pesar de tener un trabajo normal, cada vez que tengo la oportunidad, planeo un viaje.

Por otro lado, también me han preguntado ¿Cuál es tu lugar favorito en el mundo? ¿Cuál ha sido tu mejor viaje? Y suelo contestar que Bali es el sitio que se quedó fijo en mi corazón; tanto es así, que mi boda fue allí. Pero a pesar de eso, todos los viajes y cada uno de ellos ha sido especial.

El planeta es muy grande y tenemos poco tiempo para recorrerlo entero, por ello, no deberíamos dudar ni un instante en salir corriendo y descubrir todas las maravillas que nos ofrece. De Ushuaia a Cartagena, de Faro a Estambul, de Bombai a Pekín o de Casablanca a Ciudad del Cabo, el mundo es fascinante y tengo que descubrirlo. Por eso, no suelo repetir lugares que ya he visitado, especialmente fuera de Europa.

Para mi el viaje empieza desde el momento que empiezo a planearlo, a investigar y a trazar mi plan, a soñar con él aun estando estando despierta. Yo soy de esas que rascan un mapa con los países ya visitados, de las que fantasean con ver agotadas las hojas de su pasaporte y de las que mantienen la cuenta de los países que le quedan por visitar.

Desde hace años, le he dado vueltas a la idea de relatar mis propias vivencias ya que, yo misma, continuamente me sirvo de foros y blogs para preparar mis aventuras.

Sin embargo, este año he recibido un regalo muy especial, mi querido esposo Jaime, ha creado este blog para mi, para que cuente todos estos viajes a mi manera; y que para que de paso, estos diarios os inspiren a vosotros, los que me estáis leyendo, a viajar y viajar sin parar.

Relatos de un beréber. Dunas Erg Chebbi – Marruecos 2017